La discusión acerca de la censura al ex ministro Sergio Moro en un debate organizado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires comienza con una peculiaridad que me parece digna de destacar. No es poco que, en la época de las fake news, la controversia no se centre en los hechos, sino en las opiniones. Hay, sin embargo, algún punto ciego en los hechos, en cuanto no resulta claro quién, dentro de la Facultad de Derecho, asume la responsabilidad por la desinvitación. En este punto, todos los dedos parecen apuntar hasta hoy al inefable “Fuenteovejuna”.
En todo caso, sí resultan claros los nombres de algunos eminentes profesores de la Facultad de Derecho (casi todos penalistas), que han clamado por el “derecho” a silenciar la voz de un personaje que les resulta políticamente antipático y cuyas opiniones abominan. El punto aquí no trata para nada de la defensa de Moro, que ya es grande y sabe defenderse solito, como de hecho ya ha sucedido.
El punto aquí remite a la pregunta acerca de cuál es la naturaleza del proyecto político en nombre del que resulta posible censurar un debate en una universidad pública como la UBA, que debe precisamente su prestigio a jamás haber amparado prohibiciones de esta naturaleza.
El debate no es fácil, entre otras cosas, porque uno se da cuenta de que no está debidamente preparado para argumentar lo obvio, la importancia de la libertad de expresión, especialmente en el ámbito universitario, con personas que entre otras cosas se perciben antes que nada como progresistas.
La lista de argumentos de los censores para justificar la desinvitación a Moro es larga. Ella se refiere básicamente tanto a sus posiciones políticas, como a su participación en hechos que no dudan en calificar como delictuales. Sobre estos últimos, en ningún caso existe la sombra de una sentencia firme ni tampoco la de un proceso judicial.
Esto último viene específicamente a cuento, ya que buena parte de estos eminentes profesores se ha cansado de repudiar, en la Argentina y en el Brasil, los linchamientos mediáticos.