Desde hace varios años los menores de edad detenidos en la ciudad de Buenos Aires por delitos transferidos a la justicia local, no son mas conducidos a comisarías de la policía federal donde la mezcla con los adultos y la portación de armas por parte de la policía, constituyen una violación flagrante a innumerables normas internacionales suscriptas por el estado argentino. Por el contrario, en la ciudad de Buenos Aires, un centro civil de identificación sin personal armado constituyó la respuesta mas clara a la barbarie expresada en el célebre caso “Bulacio”. Como se sabe, los derechos humanos modernos son hijos de la tragedia.
Fue necesario un hábeas corpus en la ciudad para el cese de una práctica ilegal que hasta hoy persistía como responsabilidad del gobierno nacional.
El carácter flagrantemente discriminatorio de dos prácticas diversas, motivó un hábeas corpus, esta vez de la Fundación Sur Argentina solicitando el mismo tratamiento que los menores ya recibían en la justicia de la Ciudad.
Un arduo litigio judicial, que afortunadamente será declarado abstracto por la CSJN, enfrentó a la Fundación Sur con la negativa cerrada del gobierno al cese de dichas prácticas. Se alegó que los menores de edad en comisarías de adultos con personal policial portando armas no violaban ninguna norma internacional. La Cámara Nacional de Casación fue tolerante hasta la complicidad con dicha práctica.
El domingo 1ro de julio varios diarios nacionales anuncian la creación de un centro, como el solicitado por el hábeas de la Fundación Sur, producto exclusivo de la concesión graciosa del gobierno.
En línea con una reescritura de la historia donde todas las conquistas resultan “regalos” desde lo alto, el mencionado centro se inscribe en dicha lógica.
De modo similar a la soberbia implícita en decretar el fin de la historia, no sorprende que se decrete aquí la estación terminal de los derechos humanos.
Hay quien sostenga que la historia de los reyes magos resulta beneficiosa para muchos niños. El problema, sin embargo, es que cuando también los adultos se la creen, son ellos y los niños que se quedan sin juguetes.
Emilio García Méndez.
Presidente Fundación Sur-Argentina.